Desafortunadamente esto no es un hecho aislado. La falta de pago de facturas de parte de los clientes es un acto bastante frecuente que provoca una cadena de sucesos indeseados dentro de tu empresa.
Más común en empresas que mueven altas cifras de facturación, el abono de las facturas no suele realizarse en el mismo momento de la compra o pedido , como suele ocurrir normalmente para los autónomos o pequeños empresarios, ya sean de bienes o servicios.
Bajo el nombre de “ crédito comercial”, el abono de las facturas se retrasa lo máximo posible, con el fin de que se paguen con el dinero ya amortizado de la mercancía, ofreciendo un plazo normal de 30 días.
Una vez pasado este plazo, si el cliente no ha conseguido su objetivo, puede incurrir en la falta de pago , que podría desatar el inicio de problemas de liquidez en nuestra empresa.
Para evitar esta situación y al mismo tiempo no perder los clientes que soliciten esta forma de pago, es buena idea redactar unas condiciones o contrato para asegurar este “ acto de confianza” depositada en el cliente.
El documento puede indicar los plazos de pago máximo, y los derechos del acreedor en caso de no efectuarse el abono de la factura.
La ley, para combatir la morosidad, también indica que plazos pueden aplicarse, que derechos tienen los acreedores, como y cuando deben emitirse las facturas para que sean legales……
Otra herramienta de la que pueden servirse los empresarios son los pagarés.
Un pagaré es un documento que expresa la promesa de pago a otro individuo. Es un compromiso formal que especifica quién es el deudor, quien el acreedor, la cantidad a abonar y la fecha de pago.
Es una buen documento para presentar ante un juez en caso de llegar al punto de reclamación judicial.
La legislación permite que el empresario acreedor pueda solicitar una indemnización y exigir el cobro de intereses por cada día de retraso.
Esto será así siempre que haya cumplido con sus obligaciones y el pago del bien o servicio no se haya recibido a tiempo (salvo que el deudor demuestre que no es responsable del retraso).
Un procedimiento muy común en la actualidad de reclamación judicial es el procedimiento monitoreo.
Se caracteriza por ser una vía rápida y ágil para la reclamación de deudas de carácter dinerario, ya que únicamente será necesaria la celebración de una vista o comparecencia ante el Juez si el deudor se opone a la reclamación presentada.
Si no es así, y el deudor no paga voluntariamente ni se opone dentro del plazo concedido al efecto, el procedimiento finaliza automáticamente mediante una resolución que permitirá al demandante acudir directamente a la ejecución forzosa, en la que podrán embargarse bienes suficientes del demandado hasta que se abone totalmente la deuda reclamada.